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miércoles, 5 de marzo de 2014

CAPÍTULO XVI - BICHO MALO



GRAN JOHN






Un fuerte y agudo pitido le despertó de su plácido sueño. La tienda de la gasolinera donde había pasado la noche Gran John olía como un invernadero de cannabis, aun quedaban restos de humo debido al porro que se fumó la noche anterior.

-¿Que pasa?- protestó mientras se desperezaba aun tumbado en el colchón. El robot que había permanecido inmóvil toda la noche, estaba enfrente de la puerta, con intención de salir fuera - Espera y saldremos a pasear, no sabia que los robots también tenían que hacer sus necesidades.

Con dificultad Gran John se levantó de la cama improvisada y se dispuso a abrir la puerta. Los rayos del sol comenzaron a inundar la tienda conforme levantaba la persiana metálica que la cerraba. Aun no había alzado ni dos palmos, cuando una pinza de escorpión gigante se coló por el hueco e intentó pellizcarle la pierna.

-¡Mierda!- dió un paso atrás y dejó caer de nuevo la persiana, esta se quedo atrancada con la pinza del animal que lanzaba violentos golpes.
Gasolinera desertica


-¡A las armas!- escuchó, el sonido procedía del robot. Una cegadora luz azul emergió de este impactando en la pinza del escorpión. La persiana volvió a cerrarse dejando la tienda oscuras<< ¡Hay que salir de aquí!>>.

Se percibían sin cesar golpes contra la persiana. Gran John miró a su alrededor, no había otra puerta, pero si dos ventanas cubiertas también por persianas metálicas. Inmediatamente abrió una de ellas de un fuerte empujón, el chirrido oxidado con la claridad del sol acabaron por despertar definitivamente a Gran John.

El robot salió a toda velocidad al exterior y comenzó a disparar contra la manada de escorpiones gigantes que había tomado la gasolinera. Grises, con pinzas enormes y un aguijón letal, amenazaban con echar abajo aquel lugar si nadie les paraba las patas.

Tenia una buena posición desde la ventana, puesto que los alacranes no sabían trepar muros y este le proporcionaba protección y seguridad para disparar contra la amenaza, pero el robot se alejaba cada vez mas de su posición y los collarines que llevaba en los tobillos comenzaron a emitir un sonido intermitente <<¡Mierda, se a alejado demasiado, corre!>>. Saltó por la ventana, sin vestir y sin sus armas, no tenia tiempo, el robot para su sorpresa estaba armado y al parecer cabreado. Disparaba desde las alturas haciendo explotar pedazos de alacrán a cada impacto sin que estos pudieran alcanzarlo. Gran John corría descalzo hacia el autómata perseguido por dos escorpiones que intentaban darle caza con sus aguijones, una vez cerca los collarines dejaron de sonar.

Estaban rodeados, el robot disparaba sin cesar pero no era suficiente, su rayo era demasiado débil para acabar con la amenaza antes de que llegaran a su posición y Gran John se veía seriamente amenazado por los aguijones de una docena de escorpiones gigantes.

Se acercaban con velocidad, amenazantes, el rostro de los alacranes no era expresivo, pero sabia de sobra que no tenían la intención de hacer amigos.

Si no estuviera atado a aquella maquina podría correr y huir de aquel caos, pero en su situación era imposible, Gran John estaba atrapado. <<Si me quedo aquí muero, si voy a por mi arma me quedo sin piernas y muero también>>, sin pensarlo dos veces saltó por encima de dos escorpiones que ocupaban el camino de regreso a la tienda de la gasolinera, al fin y al cabo con un poco de suerte podría llegar a coger el arma sin que los collarines explotaran.

El aguijón de uno de ellos llego a rozarle la pierna dejándole un pequeño rasguño. Seguido por las bestias llegó con rapidez a la ventana de la tienda, los collarines comenzaron de nuevo a sonar << ¡Esto es una puta agonía!>>. El cañón Gauss estaba en el suelo, debajo de la ventana, de un zarpazo consiguió hacerse con el y notó un pellizco en el pie. Uno de los escorpiones lo tenia cogido con la pinza. Inmediatamente le soltó a causa del impacto del arma del robot. El collarín sonaba cada vez con más intensidad, tenia que acercarse urgentemente al androide o se quedaría sin piernas. Corrió de nuevo disparando como un poseso sin mirar muy bien donde disparaba, tenia la mirada fijada en su destino. Los escorpiones que se cruzaban en su camino morían por los impactos del cañón Gauss. Una vez cerca del robot los collarines dejaron de sonar y inesperadamente todos los escorpiones estaban muertos, algunos por los impactos del arma de Gran John otros por los múltiples disparos de los láseres del robot.

Jadeaba cansado por el esfuerzo realizado. Notó un escozor muy intenso en la zona donde el escorpión le había rozado el aguijón. Era mucho peor de lo que imaginaba, aunque fuera un roce, el veneno penetró en su organismo. No era la primera vez que Gran John había sido atacado y picado por escorpiones gigantes, aunque esta vez no tenía el medicamento necesario para contrarrestar el veneno.

Se vistió con dificultad y salió en busca de algún poblado donde poder recibir asistencia, podría cambiar munición o cualquier pertenencia por una dosis que le permitiera expulsar el veneno, estos medicamentos no eran difíciles de encontrar, mucha gente sabia como fabricarlos.

El camino se hacia cada vez mas pesado, no notaba los pies aunque seguía caminando. El sol estaba en pleno apogeo y eso no ayudaba, hacia que sudara como un cerdo y le dieran ganas de beber, le quedaba poca agua en su fiel petaca metalizada.

No sabía si el robot le seguía, Gran John solo miraba al frente, puesto que no le habían estallado las piernas debía estar detrás.

Ningún poblado a la vista, sentía la sensación de estar en medio de un desierto y en gran parte lo estaba, en aquel lugar no había árboles que dieran sombra. Tomó el último sorbo de agua que le quedaba, la petaca le resbalo de su sudorosa mano al suelo sin poder evitarlo. Estaba demasiado cansado para recogerla <<Ya encontrare otra>>.

Observó como dos personas se acercaban hacia el, la vista cada vez era mas borrosa como si estuviera borracho. Aquellas personas le recordaban a sus amigos Glanius y Potito. Quiso llamarles pero no pudo, no tenia fuerzas ni para articular media palabra. Las personas comenzaron a desaparecer como si de humo se tratara y al rato ya no había nadie.

Tenia la vista cada vez mas nublada, cada vez se sentía mas cansado, los brazos, los músculos, los parpados, todo le pesaba << ¡No puede ser que no halla ningún puto pueblo por aquí!>>.

A lo lejos divisó un edificio, parecía abandonado y había cadáveres de grandes animales muertos por el suelo << ¡Mierda!>> en ese momento se percató, había estado caminando en círculos en todo momento, estaba de nuevo en la gasolinera.

Las pocas fuerzas que le quedaban terminaron por agotarse, aquello fue un mazazo enorme para su moral. Cayó de rodillas, durante un momento se tambaleó apoyado sobre sus rodillas con la vista perdida en el horizonte, notaba como su corazón latía cada vez a mayor velocidad, los sentía como si tuviera la oreja apoyada en el pecho y al poco tiempo se desvaneció en el suelo. 

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